lunes, 14 de diciembre de 2015


DOLOR DE MUELA
“El más largo del mundo”

El 2015 organizamos una campaña médica y desde Lima vinieron médicos al Purús. Visitamos una comunidad de los Mastanawas y a esta vinieron indígenas de diferentes comunidades. Hubo algunos casos sorprendentes como la anciana que tenía todo el cuerpo lleno de hongos, desde los pies hasta el cuero cabelludo. Varios niños con desnutrición severa,... etc.

El caso que más me sorprendió fue el de “Rokome”. Él es un joven mastanawa que tiene su esposa y tres hijos. Vino desde otra comunidad a la campaña médica para que le vieran sus muelas que le estaban provocando dolores muy fuertes. Tan mala fue su suerte que justo en esa campaña no vinieron odontólogos. Tuvo que retornar a su comunidad con su familia y su dolor de muela.

Después de la campaña fue a Puerto Esperanza, capital de Purús, donde hay una posta de salud, pero en ella no había odontólogo aunque si hay equipos dentales. Una vez más Rokome retornó decepcionado. Pero quise animarlo con la noticia que muy pronto traeríamos odontólogos desde Lima. Es así como organizamos una campaña odontológica para todo Purús.

Cuando los odontólogos atendieron en la comunidad no vi a Rokome y pregunté por él y me dijeron que estaba en otra comunidad muy mal por su dolor de muela. Para esa época su dolor de muela ya era el más popular entre los Mastanawas. Mandé un emisario para que traigan a Rokome con su familia a la campaña odontológica y gracias a Dios, pudo ser atendido y le extrajeron 2 muelas. Después de cuatro meses Rokome logró apaciguar su malestar.


La historia de Rokome me anima de sobremanera y me impulsa a seguir adelante en esta tarea de mejorar la calidad de vida de los más pobres. Cosas sencillas para nosotros de la ciudad son cosas grandiosas para gente de la comunidad.

domingo, 11 de octubre de 2015


 
DÁVILA POR PRIMERA VEZ EN LIMA
 
Dávila aprendiendo a firmar
La anterior historia la titulamos “Un mundo no apto para Dávila” por el hecho que él esta indocumentado y el sistema no le puede dar su documento de identidad porque no tiene una partida de nacimiento según los requisitos que las autoridades piden.
Bueno, no hay vuelta que dar al asunto, en Pucallpa y Lima nos dijeron lo mismo. “retornen a Purús y vuelvan a sacar una partida de nacimiento legal”. La ley no tiene un ápice de gracia. La ley trata - en este caso por lo menos – a todos por igual.
Cuando estuvimos en Lima fuimos atendidos en el Hospital de enfermedades Neoplásicas de una forma efectiva y rápida. Nos dijeron que su tumor no es de gravedad y le pusieron fecha de operación para el 9 de diciembre del 2015.  No hubo problemas para que le atendieran porque ya sacó su seguro de salud.  Es interesante que tuvo que firmar y él no sabía cómo hacerlo, pero aprendió rápidamente.
Mirando la playa
 
En Lima, Dávila se encontraba muy triste porque extrañaba bastante a su comunidad, sus familiares y su comida. Fue la primera vez que llegaba a Lima así que le llevamos a la playa. Él dice que una laguna (cocha) tan grande como la playa debe tener una boa muy grande que le dé vida.
Para que nuestros queridos lectores entiendan lo que Dávila quiere decir, es preciso contarles que dentro de la cosmovisión Mastanawa, cada cocha tiene un espíritu que le da vida. Ese espíritu en el caso de las cochas es una boa muy grande. Mientras esta boa está con vida, la cocha se mantendrá con agua, pero si su espíritu muere, la cocha se seca.
 
Subir escaleras eléctricas, ascensores, micros repletos de gente, taxis, ver edificios… y no tener a nadie con quien conversar en su propio idioma, terminaron estresando a Dávila.
Atendido en el Neoplásicas
Cuando retornamos a su comunidad, él buscó abrazar a su mamá y comenzar a  llorar. En la noche se juntaron con sus familiares y dio inicio a historiar sus vivencias en Lima y Pucallpa. Era como un triunfo el haber retornado y está dispuesto a viajar nuevamente a Lima, pero acompañado para ya no sentirse solo nuevamente.
Iniciamos nuevamente sus trámites documentarios, vemos que si hay una salida para casos como el de Dávila pero que se consigue con perseverancia.
Deseamos ver un día a Dávila recuperado, con su familia, y con su sueño de trabajar fuera de Purús. El camino es largo, pero tenemos fuerzas para lograrlo.
 
 

viernes, 28 de agosto de 2015


UN MUNDO NO APTO PARA DÁVILA
          Esta es una historia que amerita tu atención y te sugiero sentarte cómodamente.
          Desde que entramos a Purús en el 2010, conocimos a un mastanawa que entre todos sus paisanos es uno especial, no solo por su tumor en la nariz, sino por su estilo de vida que fue originada por la vergüenza de llevar la tumoración desde su nacimiento. Es una vida como muy pocas porque vive con la mano en la nariz, como quien oculta su vergüenza, aunque esta se nota a simple vista. Así sea de noche siempre lleva sus infaltables gafas oscuras, a lo Matrix, solo que él lo lleva porque perdió uno de sus ojos en una pelea (a lo broncano) con un indígena de otra etnia. Me cuenta que al día siguiente de su pelea despertó todo desangrado y viendo la mitad que antes veía.
           Dávila es su nombre y él no lo sabía hasta hace unas semanas atrás cuando me fui a registros civiles a sacarle, de una vez por todas, su partida de nacimiento que nadie recordaba que tenía.
Observando el rio Ucayali.
         Toda una vida le llamaron Franklin y ahora se enteran que ese no es su nombre sino que alguien lo registró, hace muchos años en su comunidad, con el nombre de Dávila.
          Tiene 33 años cumplidos en junio del presente y él  una vez más, no lo sabía. No sabe leer ni escribir, tiene temor a agarrar un celular porque no sabe cómo es que funciona…
          ¿Y qué es lo que sabe? Bueno, sabe que cuando sale de su comunidad a Puerto Esperanza debe hacerlo por la noche para que menos cantidad de gente lo vea. Sabe que nunca se va a casar porque a las mujeres les da vergüenza estar con alguien como él. Sabe que su madre sufre por él y eso sí que duele hasta a un mastanawa.
          En sus aventuras nocturnas en el pueblo de Puerto Esperanza se emborrachó muchas veces, y en medio de peleas, cometió actos fuera de la ley, por los cuales lo denunciaron y por años vivió con la idea mentirosa de estar requisitoriado, ese fue otro motivo para marginarse de la sociedad. Gracias a Dios que las denuncias fueron con el nombre que no era su nombre.
          Ahora estamos en Pucallpa y él no para de sorprenderse de los carros, camiones, tráileres, cantidad de motos como moscas y del pollo a la brasa que comió por primera vez con su inca cola para comenzar a identificarse como peruano. Creo que con otras comidas recién va a querer ser peruano, porque los mastanawas desean ser brasileros a pesar de haber nacido en Perú. Le llevé al puerto y vio la grandeza del río Ucayali y me dijo: “Toda mi familia me dijo que este río es hermoso, y es verdad”.
 
           Guauuu, hay tanto que escribir. Pero retornemos al título de la historia: Un mundo no apto para Dávila. Resulta que siempre hemos deseado y orado a Dios para que Franklin, mejor dicho Dávila, sea operado y le saquen el tumor de su nariz y después del ofrecimiento de una iglesia de Lima para ayudarlo, lo trajimos a Pucallpa y ahora estamos en los trámites de su documento de identificación y su seguro de salud.
           Con su partida de nacimiento me fui al centro de emisión de documentos de identidad y me dijeron que la partida de nacimiento traída de Purús no sirve porque le falta un sello del registrador y hay una enmendadura en una letra. Le conté toda la historia y me dijo que no puede hacer nada si no le llevamos lo que nos pide. Resulta que no se sabe quién fue el registrador de esa época pero aparece como el que lo registró,  un mastanawa Jefe de su comunidad de esa época,  que hoy es un viejito muy enfermo y lo sorprendente es que ese viejito no sabe leer ni escribir. Y el señor que me atendió me pide sello del viejito que se llama Shiko, mi amigo Shiko de historias anteriores.  A todas luces Shiko no pudo haberlo registrado.
           Dávila no puede tener el documento que certifique que es un peruano, que existe, que aunque sea un iletrado, es un mastanawa de nombre Dávila con 33 años, que tiene sueños de trabajar como cualquier persona, de salir a la calle sin vergüenza, que tiene deseos de algún día casarse y tener hijos…  “Estado Peruano, Dávila está vivo”.
           Me pregunto, Cuántos Dávilas habrá en el mundo.
 

Pto. Esperanza, capital de Purús
 
PURÚS, UN PUEBLO ABANDONADO

          En nuestra última entrada a Purús fuimos recepcionados por una lluvia fuera de estación. Recordando un poco me doy cuenta que ya son varias veces que llegamos con lluvia y eso no tendría problemas a no ser por el barro que origina. En Purús hay cantidad de barro mezclado con arcilla o greda, –si el barro valdría, todos en Purús serían millonarios-.
          Para llegar a nuestra vivienda, tienes que subir una lomita resbalosa y con maletas y un bebé, la situación se torna desafiante. El barro inmediatamente te hace ver que estás en un lugar recóndito, en lo último del mundo. Ensuciarse las zapatillas y pantalones es de todos los días y vamos a tener que ensuciarnos muchas veces más para sacar adelante a Purús.
          Mi esposa comienza a limpiar y de pronto encontramos a un gato más fiel que el perro. Por estos lugares preferimos un gato porque desaparece a las ratas. Dentro de todo esto, mi hijo es el más feliz porque para él todo lo que se mueve es su mascota. Yo inmediatamente salgo a comprar gas para la cocina y me alegra saber que el balón de gas bajó de 125  a 105 Nuevos Soles Peruanos (32 Dólares Americanos). Quiero comprar huevos para el desayuno y no hay huevos en todas las tiendas porque el vuelo cívico no entra hace más de un mes.
           Hacer mercado es tedioso y más aún cocinar con los pocos productos que hay. Caminando en busca de productos me encuentro con una pareja de indígenas en muy mal estado de salud. El esposo casi no puede hablar porque está muy resfriado y su esposa muy flaca y con una barriguita hinchadita, les pregunto qué tiene, y me responde: tiene TBC y 4 meses de embarazo.
           Purús es una tierra abandonada por los peruanos, pero menos por sus pobladores que luchan cada día para sacar adelante este pueblo que parece que no existe para los gobernadores del Perú. El último presidente peruano dijo la vez que visitó Purús: “Purús tendrá su hospital”. ¿Ustedes qué creen?
            Hay días que no ha habido luz, y otros que solo hemos tenido por 2 o 3 horas, a penas para recargar los celulares y bombear el agua al tanque elevado, poco a poco con el nuevo alcalde, va mejorando la cantidad de horas de luz, deseamos que trabaje para el bien de los pobres.
            Cuando la situación se pone color oscuro, me pregunto qué hago aquí?. La respuesta la aprendí de mi madre cuando yo era muy niño: “Siempre es bueno ayudar a los pobres”.
En la biblia dice:
          Luego Jesús se dirigió al anfitrión: «Cuando ofrezcas un almuerzo o des un banquete —le dijo—, no invites a tus amigos, hermanos, parientes y vecinos ricos. Pues ellos también te invitarán a ti, y ésa será tu única recompensa.
Al contrario, invita al pobre, al lisiado, al cojo y al ciego.
          Luego, en la resurrección de los justos, Dios te recompensará por invitar a los que no podían devolverte el favor».  Luc 14:12-14 (NTV)
 

lunes, 8 de junio de 2015

UNA OPORTUNIDAD PARA EL ÁRBOL DE COCO



El árbol de la historia
En nuestro terreno en Purús, tenemos varios árboles frutales. Por ejemplo, tenemos la famosa guayaba que lo usan en diferentes formas como mermelada, refresco y otros. También tenemos el caimito que es una de las frutas más exquisitas con su pulpa dulce. Tenemos naranja, mandarina, mango chico rico, guaba, y la fruta que es buena para la gastritis, el Cashew.
Tenemos un árbol de coco que es particular y al que le hemos agarrado cariño por la siguiente historia. Cuando llegamos a vivir a Purús, compramos un terreno y casa, entonces cortamos algunos árboles que eran nido de ratas, arañas y demás insectos. Muy cerca de la casa había un árbol de coco pero que no tenía fruto y estaba de color negro. Realmente se abstenía  de tener  buena apariencia, parecía que estaba cansado de vivir y dispuesto a secarse.
Como no tengo mucho conocimiento de árboles frutales, comencé a indagar sobre el coco y tanto indígenas como mestizos me dijeron que ese árbol no dará fruto y es mejor cortarlo y plantar otro. Alguien más experto, me dijo que tiene una enfermedad y por eso está negro.
Entonces, mi querida esposa me dijo que no lo cortáramos y que esperemos un año a ver qué sucede. Durante un buen tiempo ella le regó incansablemente con agua de jabón, lo abonamos con todas las cáscaras de los alimentos, y usamos otros métodos de riego. Cada vez observábamos si había alguna mejoría pero no daba señales, solo sus hojas se volvieron un poco verdes pues el negro estaba en todo lado.
Llegó el tiempo en el que nos ausentamos por casi un año de Purús y al retornar la primera cosa que hice fue mirar el árbol de coco. Sorprendentemente  ese árbol, al que nadie le daba esperanza de ser un árbol frutal útil, ya tenía fruto.
Me pongo a pensar en el ser humano, a veces a algunas personas que toda la vida nos fallaron y que no dan indicios de cambiar, las sentenciamos y para nosotros son caso perdido. Pero seamos pacientes, ayudemos esas vidas con una actitud positiva, no desmayemos en entregar nuestra vida al servicio de los demás y nos podemos sorprender más adelante…  esas personas pueden dar fruto en su tiempo.
 

martes, 2 de junio de 2015

HORMIGAS

 
"Más malas que buenas"
 
Por todo lado que se hable de las famosas hormigas, casi siempre se habla muy bien de ellas. Incluso en Purús, el lugar donde trabajamos hay hormigas que sirven de alimento a las personas y a los animales. Eso es cierto, ya que hay hormigas grandes que en una determinada época del año les salen alas y vuelan y luego caen. Cuando caen los niños indígenas están listos para agarrarlos, juntarlos y llevarlos a la olla. Yo también comí y tiene un sabor nada despreciable. Pero cuando los niños están dispuestos a cogerlas, los gallos y gallinas también entran en el juego, ya que esas hormigas que caen son un alimento favorito para los ovíparos.
Pero las hormigas no están exentas a la regla de los "peros" en la vida...
Pero no todo es color de rosa en la historia de las hormigas.
Hace unas semanas atrás las lluvias en la selva del Perú estaban fuertes y cuando llueve seguido las hormigas comienzan a abandonar sus nidos y comienzan a invadir terreno ajeno: "nuestra casa" en Pucallpa. Al invadir la casa, comenzaron hacer sus caminos en medio de la sala, en el comedor y hasta en los dormitorios. Probamos algunos venenos para hacerlas desistir de no entrar en la casa, pero son muy tercas y tuvimos que sufrir varias picaduras. El asunto se complicó cuando comenzaron a picar a Santiago, nuestro hijo de año y medio. Una de esas noches busqué todos sus nidos pacientemente y los encontré. Rocié combustible para automóviles y se me pasó por la mente el prender fuego, pero como la casa es de madera, y es alquilada, desistí. Al día siguiente desaparecieron.

Cuando llegué a Purús a arreglar nuestra casa, me di con la grata sorpresa de encontrarla llena de las famosas hormigas llamadas "Pukakuro". Los mastanawas las llaman: "Eboshi", traducido es hormiga roja. Son hormigas prácticamente microscópicas que andan por todo lado en millares, y cuando te pica una sola hay un dolor único que no pasa rápido y pareciera que te continua picando una y otra vez.
¿Y si te pican varias?
Contraté a algunos trabajadores de la zona para arreglar la casa y fueron picados en varias oportunidades por las Pukakuro. Uno de los trabajadores pregunto: ¿Por qué Dios creo estos insectos?
Otro respondió: Después que el pecado entró en el mundo el castigo de Dios fue enviar a las pukakuro. Estoy de acuerdo, no hay peor castigo que la picadura de las pukakuro...
 
Hay otras hormigas que les dicen "treinta", ¿Por qué? porque, cuando te pica el dolor dura treinta minutos... en fin, hay muchas más historias de hormigas, pero concluyo en que las hormigas nos dan buen ejemplo de trabajo y perseverancia, pero no romanticemos el asunto.
 
 
 
 

lunes, 13 de abril de 2015



Dos hijos de Lucia
SAÚL, ¡NO TE MUERAS!  
 
Lucía, una mastanawa con muchos hijos y todos varones. Ella vive en una de las comunidades de la etnia Mastanawa en el bajo Purús. Es costumbre en algunas madres indígenas llevar a Puerto Esperanza a sus hijos cuando están enfermos de gravedad. A veces se trasladan en sus botes a remo, lo cual les lleva varias horas y esfuerzo. Otras veces buscan a alguien que esté pasando por el río y les piden el favor de llevarlos a cambio de dinero.
 
Encontré a Lucía en Puerto Esperanza con sus dos hijos menores. Uno de ellos estaba enfermo de gravedad por varios días y me dijo que ya el doctor le había chequeado y le dieron su medicamento pero no mejoraba. El nombre del niño es Saúl.
Miré al niño y estaba muy pálido, flaco, muy sucio y con la boca seca. Inmediatamente vino a mi mente una escena muy parecida de algunos años atrás cuando una niña, en iguales condiciones, la llevamos a la posta de salud pero como su estado ya era muy grave, falleció.
Yo no quería que pase lo mismo. Me dije a mi mismo, ¨No permitiré que este niño muera¨.
 
Llevamos nuevamente a Saúl al doctor y esta vez le recetó un jarabe. Fuimos a la tienda a comprar leche, quaker, azúcar, pan y fruta, y les hice preparar alimento para el bebé.
Lo sorprendente de esto fue que Lucía había dejado su comunidad hace dos días y no habían comido nada. Saúl era un niño con desnutrición crónica. En realidad la mayoría de los niños indígenas están en esa situación y ahora que tengo un bebé es un dolor que no puedo pasar por alto.
 
Por varios días le dimos alimento y pedimos a Dios su sanación. Finalmente se recuperó lentamente hasta que retornaron a su comunidad con Saúl más fortalecido. Agradecemos a Dios
 
Seguramente, en la medida que pasemos más tiempo en Purús, ese tipo de situaciones serán pan de cada día, pero deseo tener las fuerzas para hacer algo por esos niños indefensos para que accedan a derechos fundamentales como la alimentación sana y la educación.
 
ESPÍRITUS DERROTADOS POR UN CUERNO

Al retornar a Purús para nuestra segunda etapa de ministerio, encontré que nuestra casa estaba llena de mucha hierba que había crecido. También había cantidad de arañas, una víbora e indicios de pericotes... Todo dentro de lo previsible.
Como el terreno que tenemos es un poco grande, busqué ayuda para limpiarlo a punta de machete.
Uno de esos días, un ayudante que era Mastanawa encontró un huesito delgado y largo. 1 centímetro de ancho por unos 10 Cm. de largo Aprox.
En un tiempo de descanso agarro el huesito y nos explicó lo que significaba para él.
Hermano misionero -dice el indígena Mastanawa- Hay espíritus más poderosos que otros en nuestras comunidades. Cuando un paisano -un Mastanawa- ha sido afectado por un espíritu, tú puedes conseguir un cuerno de ganado y lo quemas, la ceniza de ese cuerno le pones en la persona que ha sido afectada por el espíritu y se sanará de cualquier mal que le haya hecho el espíritu.
Pero cuando el espíritu es más poderoso -continuó el Mastanawa- esa ceniza de cuerno de ganado no le hará nada.
 
¿Y que podemos hacer?
 
Para eso nosotros vamos de caza y buscamos un venado macho, lo matamos y le sacamos su cuerno.
Este cuerno -mostrando el huesito- es poderoso para echar malos espíritus de las personas afectadas.
Tú quemas el cuerno de venado, y la ceniza se pone en la persona que tiene algún mal y luego se pondrá bien porque esa ceniza es más poderosa que cualquier espíritu.