jueves, 16 de mayo de 2013

BASHARO

                          DE BASHAROS Y OTROS ANIMALES MÁS…
                     La última vez que me fui de viaje a la comunidad, lo hice sin mi querida esposa, ya que ella se encuentra embarazada y se quedó en la casa de Puerto Esperanza. Tuve la oportunidad de quedarme varios días y compartir con los indígenas su comida, su juego, su pesca, su caza, etc. Esta última actividad me llama mucho la atención y me agrada el acompañar a los hombres cada vez que van de caza. Aunque no se habla mucho cuando estamos dentro del monte para no ahuyentar a los animales, yo les hago varias preguntas en su idioma para así aprender nuevas palabras que solo las aprendes dentro del monte y cuando vas de caza.
                      Por otro lado, también hemos encontrado diferentes animales los cuales en su mayoría sacian el hambre de los indígenas. Recuerdo algunos animales que me causaron miedo y sorpresa. Por ejemplo un día encontramos una boa de unos 7 metros que había comido algún animal y que estaba soleándose en un pequeño riachuelo. Para mí fue algo que nunca antes había visto y gracias a Dios no nos pasó nada. También encontramos un mono de color blanco que los mastanawas tienen miedo de cazar porque dicen que es el diablo mismo. Un pequeño animal parecido al cui, que se llama añujillo y que cuando mi esposa lo preparó fue algo muy delicioso. En pleno río encontramos un oso perezoso que había quedado atrapado en una rama y que no podía llegar a la orilla. Le salvamos la vida con un palo llevándolo a tierra firme. Encontramos al famoso mono “coto” que cuando grita se escucha a grandes distancias.
                         En mi última salida, mientras caminábamos encontramos huellas frescas de un tigre “otorongo”, cuando esto sucede tenemos mucho cuidado porque el tigre es el único animal que ataca a los humanos. Éramos tres personas y yo estaba al medio, el indígena que habría paso de un momento a otro dijo: ¡basharo!, tigre, tigre. Comencé a temblar pero seguí caminando sin hacer ruido, al acercarnos a un árbol, vimos que el básharo al que se refería el indígena era una cría de tigre, que se subió inmediatamente al árbol, y desde arriba nos comenzaba a amenazar con sus gruñidos. Contemplamos un momento a la cría del animal más feroz de la selva, luego nos fuimos porque probablemente su madre estaba muy cerca.


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