NO PUEDO AGRADAR A TODOS
Las
veces que tenemos que viajar a Purús, nosotros alistamos las cosas que vamos a
llevar y compramos algunas cosas personales y otras para compartir con los
indígenas. Por ejemplo llevamos para compartir anzuelos, hilo nylon, cartuchos,
algo de ropa, galletas… En la medida de lo posible tratamos de hacer un
intercambio cuando la situación se da, pero en otras no se puede hacer y
esperamos la respuesta de los Mastanawas.
Cierto
día, después de hacer intercambio con nuestros amigos Mastanawas, se acercó a
la casa un ancianito que no es de la etnia Mastanawa y se enteró que estaba
dando anzuelos y me dijo que le regalara y le respondí, - Lo siento, pero no
regalo, sino puedo cambiar con algo -. Entonces, me dijo que me iba a traer
pescado. Entonces, con algo de desconfianza le entregué un par de anzuelos con
su respectivo hilo.
Por
la tarde, el anciano volvió y me trajo algunos pescados. Esa es la respuesta
que buscamos en ellos.
Lo
interesante fue que los mastanawas se enteraron de lo que pasó con el anciano y
con un poco de celo me reclamaron: ¿Por
qué das anzuelos al que no es de nuestra etnia? No les di una prédica sobre el amor al
prójimo, pero les dije que también hay otros pobres a los que hay que ayudar.
Algunos de ellos entendieron y comenzaron a contar historias de cómo ellos
también ayudaron a otros. Pero otro grupo de los que reclamaban no entendió y
se fueron molestos.
Después
pensé que había hecho mal y que lo mejor hubiera sido hacerlo en oculto o mejor
no hacerlo, pero luego comprendí que no es así porque cuando me pongo a pensar
en Jesucristo, veo que él no agradó a todos, unos le siguieron y otros fueron
sus enemigos. Incluso algunos de los que creyeron en él no se agradaban de sus
palabras.
Bueno,
agradaremos a unos y a otros no, lo que trae paz es hacer la voluntad de Dios.
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