RUITER |
EL
NIÑO DE LOS MALES
El año pasado nos vinieron a comunicar que uno de los niños mastanawas
había sufrido unas quemaduras. Por su tipo de quemadura tuvo que ser evacuado a
Pucallpa y gracias a Dios poco a poco se recuperó. El mismo niño este año se cortó con machete el empeine de su pie. Días
después sufrió otro accidente; había tablas con clavos en su casa que ellos
usan para leña y pisó uno de esos clavos que era de 3 Pulgadas y le traspasó el
pie. Lo peor fue que sucedió en el mismo pie del corte con machete. Lo apoyamos
y gracias a Dios ya está sano.
La realidad de los niños mastanawas en muchos casos es lamentable. Son
pocas las madres que se dedican a sus hijos. La mayoría de las madres delega el
cuidado de sus hijos a sus abuelas y esto genera muchas situaciones no
favorables para los niños.
El niño de la historia, Ruiter, no vive con su mamá hace varios meses,
cada vez que comienza a estudiar después de un par de meses lo abandona porque
no recibe el apoyo adecuado, no tiene padre, su alimentación diaria es un desafío.
Pasar la etapa de la niñez es el desafío más grande de su vida. A
nosotros nos gustaría ayudar y facilitarles el paso de esta etapa con algunos
proyectos como una escuela en Puerto Esperanza dirigido a mastanawas en su
propio idioma. Actualmente hacemos visitas periódicas a las familias mastanawas
para ayudarlos en su salud, pero hay mucho más que hacer.
Oramos a Dios por una pareja que trabaje exclusivamente con la salud de los mastanawas.
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