sábado, 9 de febrero de 2013

La picadura de raya
        Un par de adolescentes mastanawas nos venían a visitar seguido, especialmente para trabajar en algo y así ganarse una propina. Eso nos parecía correcto para que aprendan a conseguir las cosas trabajando. El problema era que cuando estaban solos sacaban su resortera y comenzaban a matar a las aves, sin otro motivo que practicar la puntería, sinceramente eso nos molestaba, especialmente a Noemí porque a ella le agrada el canto de las aves. Entonces varias veces tuve que decirles que no lo hagan al menos dentro de nuestro terreno, pero no hacían caso. Decidimos ya no darles trabajo al menos por un tiempo. Cuando retornaron hicieron lo mismo y les pedimos que se retiraran del terreno y uno de ellos se rebeló y no quiso salir. Bueno después de algún rato, se retiró pero de mal humor.
        Por varios días pensamos en cómo ganarnos su amistad y lo encomendamos a Dios. Un buen día fuí a visitar a la familia de este muchacho y encontré que toda su familia estaba preocupada y de pena, porque al muchacho le había picado una raya en su pie.
        En época de lluvia es común encontrar rayas a orillas del río Purús, esta le picó con su aguijón en su piel y ocasionó a primera instancia un fuerte dolor, luego el pie se hinchó, sangró y comenzó a infectarse por falta de curación. Agradecí a Dios porque vi que era una gran ocasión para mostrarle el amor incondicional que aprendimos de Cristo. Lo llevamos a casa, le curamos, le dimos pastillas y también le regalamos unas sandalias para que no ensucie la curación, ya que él no tenía ni un par. Así Dios inició una buena amistad con el muchacho gracias a Dios.

1 comentario:

  1. Dios nos da oprtunidades para mostrar Su gracia, gracias por compartir estos testimonios

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