¡No te vayas, Dios te ha
enviado !
En el cuarto
año de nuestro trabajo con la etnia mastanawa, nos comenzó a venir una desazón de
todo lo que estábamos haciendo con ellos porque veíamos que no avanzábamos, los
indígenas seguían igual, continuaban usándonos para satisfacer sus necesidades y
otras cosas más. Nos pasó varias veces por la mente el dejar de trabajar con ellos
y dedicarnos a otro ministerio que no implique tanto sacrificio y sea más
cómodo.
Compartimos
con un par de amigos mastanawas que al finalizar el cuarto año de trabajo nos
íbamos a Lima y probablemente ya no íbamos a regresar. Pasaron unos días y los
mastanawas se pasaron la voz rápidamente y comenzaron las habladurías sobre lo
que compartimos y algunos estaban de acuerdo con que nos vayamos y otros nos
vinieron a buscar para saber de primera mano lo que estaba sucediendo. Aunque dijimos
que nada estaba seguro, para ellos ya todo estaba decidido, -no retornaríamos-.
Uno de
nuestro ayudantes de idioma vino con su familia a visitarnos a la casa en Purús
y nos dijo que estaba triste por la noticia. Otra mastanawa me increpo y nos
dijo que ella estaba esperando que le enseñemos de Dios y hasta ahora no
hicimos nada. Varias personas nos hablaron al respecto y poco a poco nos íbamos
dando cuenta que realmente habían indígenas que nos tomaban en cuenta y estaban
al tanto de nosotros.
Finalmente,
tenemos un amigo mastanawa que aunque nos engañó varias veces, siempre nos
viene a visitar y compartimos buenos momentos. También una de sus habilidades es
manejar el castellano mejor que la mayoría de sus paisanos y eso le hace
superior al resto de su comunidad. El vino a visitarnos con su esposa y para
variar estaba ligeramente mareado (borracho), había tomado trago. Entro lleno de barro en los pies a la casa y comenzó a llorar, yo no sabia lo que pasaba. Su esposa tenia la
cabeza gacha y no decía nada. Entonces, mi amigo mastanawa habrio la boca y
dijo: “Hermano, tú no nos puedes
abandonar porque Dios te ha enviado”.
Baje mi
cabeza y no les quise mostrar mis lagrimas. Sus palabras fueron mis propias palabras que compartí con ellos cuando llegamos por primera vez a su etnia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario